Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico el 34,4% de la población mayor de 15 años en Chile presenta obesidad.
El estilo de vida sedentario y la falta de tiempo a menudo nos llevan a adoptar hábitos que son perjudiciales para nuestra salud, pero siempre es posible cambiar las cosas. Cuando la dieta y la actividad física no son suficientes, hay muchas maneras de ayudarnos a perder peso y llevar una vida saludable, una opción puede ser el balón gástrico.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico el 34,4% de la población mayor de 15 años en Chile presenta obesidad.
El estilo de vida sedentario y la falta de tiempo a menudo nos llevan a adoptar hábitos que son perjudiciales para nuestra salud, pero siempre es posible cambiar las cosas. Cuando la dieta y la actividad física no son suficientes, hay muchas maneras de ayudarnos a perder peso y llevar una vida saludable, una opción puede ser el balón gástrico.
El balón intragástrico es un balón de silicona que se coloca en el estómago, para intervenir en los receptores de la saciedad y dar al paciente una sensación de plenitud en menos tiempo, lo que limita la ingesta de alimentos y provoca la pérdida de de peso.
A diferencia de otras cirugías bariátricas, este es un procedimiento simple y rápido que no deja cicatrices y no es definitivo. El balón gástrico tiene, de hecho, una duración limitada en el tiempo, ya que se extrae después de 6 o 12 meses. Su función es facilitar la pérdida de peso en personas con sobrepeso y obesidad cuando se utiliza junto con un programa supervisado de modificación de comportamiento y alimentación.
El balón intragástrico está diseñado para personas que sufren de obesidad y que no han logrado perder peso mediante una técnica tradicional (dieta y actividad física) bajo la supervisión de profesionales de la salud.
El índice de masa corporal mínimo (IMC) que se debe tener en cuenta al aplicar el balón gástrico depende del tipo de dispositivo utilizado y la elección del médico que lo operará.
La técnica del balón intragástrico está indicada para personas que necesitan perder más de 10 kilos y para aquellos pacientes que han fracasado con otras dietas”.
El balón gástrico no se recomienda para pacientes que ya se han realizado otra cirugía bariátrica, durante el embarazo, o para personas con hernia hiatal (más de 3 cm de altura). Además, no se recomienda para personas con trastornos hemorrágicos, trastornos psiquiátricos o adicciones.
Los cirujanos bariátricos y los gastroenterólogos son los especialistas que pueden insertar un balón gástrico.
Antes de elegir un médico, es necesario asegurarse de que el especialista cuenta con el título pertinente y que esté inscrito en asociaciones científicas. Recuerda que el especialista debe hablar contigo para conocer tus expectativas y hablar de los resultados que se obtendrán con el tratamiento.
Durante la primera consulta con el médico te hará preguntas sobre las motivaciones que te impulsan a querer realizar el tratamiento, tu historial médico y tu situación actual, a fin de establecer una evaluación general de tu estado de salud.
El médico te explicará cómo realiza el procedimiento de colocación del balón gástrico y cómo será el postoperatorio. Además, te recomendará una dieta a seguir antes y después de la intervención y te detallará el seguimiento que necesitará durante todo el tratamiento. También te explicará los pros y los contras del balón intragástrico y podrá estimar cuántos kilos podrás perder gracias a esta intervención. Finalmente, también te proporcionará el precio.
Durante esta fase, el especialista indicará cualquier examen especializado (por ejemplo, análisis de sangre u hormonales) destinado a identificar posibles enfermedades relacionadas con el sobrepeso u obesidad o factores de riesgo y contraindicaciones para el tratamiento.
Aprovecha esta oportunidad para exponer todas tus preguntas y dudas al cirujano. En algunos casos, el paciente también puede necesitar asesoramiento psicológico, especialmente si el peso está relacionado con un trastorno alimentario.
Hay diferentes tipos, diseñados para satisfacer las diferentes necesidades y condiciones iniciales de los posibles pacientes:
Todos los balones se insertan y se extraen mediante endoscopia, a excepción del dispositivo Elipse. La solución salina que llena los balones se colorea con un colorante azul de metileno por razones de seguridad, si el balón se rompiera, el paciente lo notaría inmediatamente en su orina.
Tu cirujano te dará toda la información necesaria sobre la preparación. Se te pueden pedir que realice varias pruebas de laboratorio y pruebas de evaluación antes de someterse a una cirugía.
Algunos especialistas pueden recomendar realizar 4 días de dieta líquida para asegurar que el estómago y el intestino no tienen residuos de alimentos en el momento de su colocación. Generalmente, se recomienda un ayuno de 12 horas previo al procedimiento.
Es aconsejable dejar de tomar antiinflamatorios y aspirina antes de la inserción. Tampoco se recomiendan las bebidas estimulantes como el té o el café ya que pueden irritar la mucosa gástrica y el paciente tendrá una peor adaptación al balón.
La colocación del balón intragástrico es relativamente sencilla y se realiza bajo sedación con anestesia local y de forma ambulatoria (o hospital de día), lo que significa que el paciente se puede ir a casa el mismo día. El posicionamiento se realiza oralmente con endoscopia y el procedimiento dura entre 20 y 30 minutos.
Inicialmente, el balón intragástrico se desinfla y se conecta a un tubo flexible, de modo que se puede insertar a través de la boca con un endoscopio. Una vez colocada dentro del estómago, la solución salina azul estéril se inyectará a través de un pequeño tubo. El balón se sella automáticamente después de retirar el tubo. La cámara le permite al médico ver el inflado del balón gradualmente para asegurarse de que todo se haga correctamente.
Después del procedimiento, el paciente se queda bajo vigilancia unas 2-3 horas hasta que se recupere totalmente.
La extracción también se realiza mediante endoscopia, bajo anestesia local con sedación y en un procedimiento ambulatorio. La retirada lleva unos 15 minutos. El médico, con la ayuda de una cámara endoscópica, introducirá un catéter para perforar el balón y extraerlo a través del esófago y la boca.
Ante de la extracción el paciente realiza una dieta líquida de 3 días y ayuno desde la medianoche anterior. Después de la extracción, el paciente está vigilado y se le dará de alta dentro de 3 horas.
Durante los primeros 2-3 días, el paciente tendrá que comer sólo alimentos líquidos o semilíquidos, antes de poder pasar a una reintegración gradual de alimentos sólidos. La dieta semilíquida debe reanudarse unos días antes de la eliminación del dispositivo, de acuerdo con la prescripción de su médico.
La dieta líquida podría incluir zumos, leche, sopas, caldos y gelatinas pero se deberán evitar el café, las bebidas carbonatadas, las comidas grasas, el chocolate y los helados.
Durante los días posteriores a la colocación del balón gástrico, se puede sentir una cierta molestia en el estómago y es probable que el paciente sufra náuseas, hinchazón, diarrea o incluso calambres. También es común que los pacientes vomiten durante los primeros días después de la inserción, pero en este caso, el especialista podrá prescribir medicamentos calmantes.
Después de la colocación, se recomienda no realizar ninguna actividad física durante al menos 24 horas.
Es importante seguir los consejos del cirujano sobre nutrición para que la intervención se pueda llevar a cabo con éxito. De hecho, si el balón intragástrico no está asociado con una dieta adecuada y un cambio en el hábito alimentario, es posible que el paciente no pierda las libras deseadas. Los resultados de la técnica dependerán exclusivamente de la correcta utilización del dispositivo y de la alimentación adaptada a éste.
A continuación encontrarás información sobre la dieta a seguir después de la colocación del balón intragástrico:
Es recomendable que un nutricionista te haga un seguimiento durante todo el tratamiento para asegurarse de tener buenos hábitos alimenticios, que serán necesarios para seguir perdiendo peso y estabilizar el peso alcanzado una vez que se retire el balón del estómago.
Algunas personas también deciden hacer ejercicio para adoptar un estilo de vida más saludable y facilitar la transición a una nueva forma de vida.
El compromiso del paciente para cambiar el estilo de vida y la nutrición es fundamental para el éxito de la intervención.
Los especialistas explican que la pérdida de peso ocurre bastante rápido, pero varía según el caso. Entre las ventajas de este procedimiento, podemos hablar de una pérdida de peso de aproximadamente 15-20 kg en 6 meses.
El paciente recibe apoyo médico para que su dieta sea rica y sin carencias nutricionales. Hay que conseguir que el paciente modifique sus hábitos nutricionales para mejorar así su calidad de vida.
De acuerdo con un estudio informado por la Clínica Mayo de Rochester en los Estados Unidos, en un ensayo clínico realizado en 255 adultos con un IMC entre 30 y 40 personas con un balón intragástrico y un control de su salud, perdieron el 29% de su peso exceso en 6 meses, mientras que los pacientes que recibieron un simple control dietético perdieron solo el 14%.
Gracias a esta importante pérdida de peso, los pacientes no solo mejoran su condición física, sino también su salud general al reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca o un derrame cerebral, reducir la presión arterial, así como la apnea del sueño y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Al igual que con cualquier operación o tratamiento, puede haber riesgos.
Los riesgos inmediatos, debido al procedimiento pueden incluir:
Las complicaciones posteriores al procedimiento podrían ser: