Pasé de ser el capitán del equipo de basquetbol a ser un ingeniero gordo en los 5 años de universidad. Siempre fui muy deportista y nunca tuve “rollos” en ninguna parte del cuerpo, sin embargo, cuando comencé a estudiar dejé de hacer deporte y cambié mis comidas balanceadas enfocadas a sacar el mejor rendimiento deportivo posible por bebidas energéticas y comida rápida, era la forma que encontraba de llevar el estrés. Las consecuencias? Termine la universidad pesando 90 kilos y solo mido 1.67 metros. Me di cuenta que no estaba bien y comencé a ocuparme de mi, logrando llegar a la delgada línea de sobre peso y peso normal, pero aunque lo logro perdí mucha confianza en mi pues mi zona pectoral y abdomen estaban flácidos, parecía que tenía pechos y el six del pasado se convirtió en una sola bolsa de manjar... comia mejor y hacía ejercicios, pero no lograba recuperar el cuerpo de antaño y me desanime, me deje estar nuevamente, pero sin exagerar... me di por vencido... pero un primo me cuenta que se acaba de intervenir y le había gustado mucho el resultado... empecé a averiguar y descubrí la ginecomastia, en mi caso, no fue un diagnóstico clínico por lo que ninguna isapre lo cubría... pero las ansias de verme mejor hizo que perseverara, mi primo me recomendó al Dr. Freddy Carrasco, lo fui a ver y descubrí que era un crack le conté mi problema, escucho atento y empatico... me propuso unos exámenes para saber si había desarrollado glándulas mamarias (las que por suerte no tenía) una vez con el resultado, lo visito de nuevo y me dice que estamos Ok con la ginecomastia, pero además me dice que califico para una lipo de abdomen pues ya había bajado de peso y solo me faltaba tonificar. Allí acordamos que la intervención final sería Ginecomastia + lipo de abdomen + transferencia de grasa a los glúteos. Respecto de la transferencia, no estaba muy seguro, pero ya con el resultado, supe que tomé la mejor decisión. Aunque la intervención podía realizarse con anestésica local, preferí anestesia general. La operación fue un éxito desde el comienzo, los cambios fueron notorios y no tenía muchos dolores, sin embargo, a los días empecé a sentir que tenía menos movilidad, me tocó ir a mi primer masaje, allí me recibió Daniela y Natalia, quienes siendo muy profesionales y amables desde el momento 1, me asesoraron con la faja que tenía que usar, los tiempos que tenía que usarla y como podía autonomamente contribuir a mi recuperación y mejor resultado. Una de las cosas más importantes del tratamiento y sobre todo para que los resultados sean espectaculares, son los masajes post operatorios. En este sentido, Natalia y Daniela fueron siempre un gran aporte desde encontrar las horas que mejor se adecuarán a mi agenda, así como también con masajes de alto nivel. Lo mejor fue que nunca me sentí solo, porque siempre estuvieron disponibles por wsp y compartían material muy valioso. Recomiendo el procedimiento, recomiendo al doc, pero sobre todo recomiendo al equipo de masajistas